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El Estado, el nacionalismo y sus fases

Entre el individuo y la Nación liberal se encuentra una red de instituciones cada vez más compleja, con las que cada uno mantiene unas relaciones fudnadas en una libertad de elección y acción. El nacionalismo tendrá necesidad de promover mediante sus protavoces una lealtad previa o superior a cualquier otra: la lealtad nacional. Ésta es compatible, por supuesto, con lealtades de otro tipo, empezando por la lealtad democrática y, asimismo, admite lealtades nacionales compartidas o un nacionalismo multinivel. Así, se podrían promover identidades y lealtades nacionales sumables y compatibles, por ejemplo, Cataluña, España y Europa. Pero no es tan fácil asumirlo desde el nacionalismo, incluso es una paradoja para muchos nacionalistas.

La virtud y el problema del nacionalismo es que los tres grandes fines políticos del mundo moderno, el bienestar, los derechos, y el autogobierno, sólo se comprenden en el marco de la Nación. Por eso se afirma que «un pueblo libre es un pueblo que se autogobierna». Pero una sociedad que busca o promueve la homogeneidad cultural y la lealtad patriótica, difícilmente podrá dar una respuesta satisfactoria a la diversidad cultural. Del mismo modo, tampoco estará en las mejores condiciones para comprender el autogobierno de forma policéntrica y asimétrica, de manera que pueda dar acomodo a la plurinacionalidad.

Vivimos en un mundo político de estados modelados según los principios básicos del Estado moderno, hobbesiano. A partir de estos principios se pueden enumerar cinco fases o zonas horarias del sistema de estados nacionales, que se solapan en el tiempo:

  1. Los primeros Estados-nación europeos occidentales como modelos originales del Estado moderno (España, Inglaterra, Francia, entre los siglos XVI y XVIII).
  2. La independencia de los Estados Unidos y la constitución de los sucesivos estados nacionales, fruto de la secesión de las colonias americanas de sus respectivas metrópolis europeas y, especialmente, del Imperio español (siglos XVIII y XIX).
  3. Los nacionalismo europeos tardíos que dieron lugar a nuevos estados nacionales por medio de la unificación (Alemania e Italia), o bien como resultado de la Primera Guerra Mundial y de la disolución del Imperio austrohúngaro. En esta fase también se incluye la Commonwealth of Nations, como regulación de la creciente liberalización de relaciones entre el Imperio británico y sus dominios (Canadá, Australia, Nueva Zelanda), el nuevo nacionalismo expansionista de Japón y las nuevas naciones sin estado en Europa, tales como Irlanda, Cataluña, Euskadi o Escocia).
  4. La extensión del nacionalismo y de los movimientos nacionalistas a otros continentes: Egipto (1936), India (1947), Israel (1948), Indonesia (1949) o Argelia (1962).
  5. La última surge como consecuencia del final de la guerra fría y del derrumbamiento del imperio soviético (1989), con el surgimiento de más de veinte estados nuevos o reestablecidos en el centro y este europeos y en Asia. El mundo cuenta hoy en torno a 200 estados, cifra que contrasta con los 51 estados que consituyeron las Naciones Unidas en 1945.

La pregunta que se puede formular es si existe la posibilidad de una sexta oleada nacionalista mirando al futuro, y si tiene sentido la constitución de nuevos estados, basados en las naciones sin Estado, o bien en aquellos movimientos de liberación nacional que persisten en su lucha por la autodeterminación nacional. Hechter ha clasificado distintos tipos de nacionalismo o procesos de construcción nacional mediante la constitución de un Estado propio o la realización nacional de un Estado preexistente:

  1. El nacionalismo de Estado, o la construcción nacional desde el Estado.
  2. El nacionalismo periférico o el nacionalismo que surge de naciones culturales que se resisten a la integración-asimilación por parte de otro Estado y se proponen tener un Estado propio.
  3. El nacionalismo irredento que ocurre cuando se pretende extender los límites del Estado nacional para incoporar territorios cuya población copertenece a la misma identidad nacional.
  4. El nacionalismo unificador cuando se promueve la construcción y constitución de un Estado nacional único sobre  un territorio culturalmente homogéneo pero políticamente dividido.

10 febrero 2010 - Posted by | Filosofía Política, Nacionalismo | ,

1 comentario »

  1. Buena sínteis.

    Comentarios por hugo rodriguez | 27 marzo 2012 | Responder


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